«España es el problema y Europa es la solución» es una de las mayores majaderías jamás escrita y, precisamente por ello, una de las más exitosas.
Pocos años después de que Ortega y Gasset emitiera semejante necedad se iniciaba la Gran Guerra que arrasó Europa y acabó con una generación entera. El delirio del Tratado de Versalles, nacido del rencor, la avaricia y la estupidez sembró la siniestra semilla del nazismo, no es una buena idea aplastar el futuro de una gran nación como Alemania y depredar sus recursos. La reacción, el nacionalsocialismo que unía las dos grandes lacras ideológicas nacidas en el XIX, arrastró al continente a su autodestrucción.
No estuvo muy inspirado el bueno de Ortega y sin embargo en España, el gran coro de cacatúas progresistas repiten: «Europa es la solución, Europa es la solución, Europa…»
¿Qué Europa? Todos los países europeos fueron derrotados, todos menos el sacristán de EEUU, el Reino Unido que ya no está en «Europa»
¿Qué Europa? ¿La Europa servil a la OTAN, sin voluntad propia, ahogada en deudas y sometida a una burocracia de siervos al servicio de plutócratas opacos, sin impulso vital, sumida en en desierto demográfico?
España no participó en los holocaustos de la I y II Guerras Mundiales y los discípulos de Ortega lo echaban mucho de menos, tuvimos el nuestro que pretenden, para compensar, mantener vivo. A España se le impuso, en la llamada Transición, la condición de país derrotado y su Constitución correspondiente, calcada de la Alemana y empeorada para encajar la extorsión sabiniana y catalanista.
P E R R O M U N D O 