Alfonso de Urbina Arróspide
El discurso del Rey mostró a un prisionero.
Tenía aspecto demacrado y parecía que quería darnos ánimos pero con cara de funeral y así no hay manera.
Al Rey lo hicieron prisionero cuando hizo un discurso que no gustó a los socios de Sánchez. Ahora anda con pies de plomo pero queda, quizá, como referencia última para la rebelión del resto de prisioneros.
Este sistema es brillante, convierte al Rey de España en otro súbdito, eso sí, el Súbdito Que Representa a la Nación.
La nación prisionera.
La democracia que nos hemos dado.
Sois basura, basura monárquica, súbditos mentales y sociales, auténticos mequetrefes, tontos inútiles, liberales del parasitismo, rentistas a sueldo de la nobleza grotesca (de peineta, cilicio y tricornio), adoquines del chantaje, machunos babosos, engreídos rebozados en vuestra propia miseria, farragosos juntaletras del onanismo nacionalcatólico. Basura
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