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Prácticamente todos los datos de la ciencia apuntan a lo mismo: los neanderthales se extinguieron hace miles de años. No existe consenso en si el homo neanderthalensis y el homo sapiens llegaron o no a coincidir espaciotemporalmente: hay tanto detractores como defensores de la teoría de la coexistencia. Sin embargo, lo que ningún científico serio pondría en duda es su desaparición. Hasta ahora…
Haciendo caso omiso a la postura hasta hoy oficial de la ciencia, circula en los últimos tiempos entre los más científicos más aficionados a las teorías conspiranoicas una inquietante, incluso terrorífica idea.
Los neanderthales nunca se extinguieron.
Habitan entre nosotros.
Son mayoría entre nosotros.
Peor aún.
Votan como nosotros.
Visten como nosotros, se mueven como nosotros, ¡conducen!, incluso hablan de manera parecida al homo sapiens.
En vista de estas afirmaciones, seguro que usted se estará preguntando, no sin cierta preocupación comprensible, si ha estado conviviendo con un neanderthal todos estos años. Se plantea las preguntas obvias: ¿cómo diferenciarlos? ¿son peligrosos? ¿me saldrán bien los hijos?
Abordando la primera pregunta: ¡que no cunda el pánico! Esta novedosa hipótesis postula que, a pesar de las similitudes, las diferencias son abismales y con un rápido vistazo pueden diferenciarse. Entre dichas características pueden encontrarse las siguientes:
- a) Escasas o nulas lecturas. En un estudio se llega a afirmar que, al preguntar a un presunto neanderthal por su libro favorito, este respondió que «cuál de los dos que había leído».
- b) Falta de capacidad crítica. Un neanderthal nunca se cuestionará su realidad cotidiana, aceptará como verdad todo lo que oye de la mayoría.
- c) Utilización indignante del Estado del Bienestar: se dice que varios neanderthales podrían expertos en encadenar una baja tras otra, y que, cuando no se les atiende inmediatamente en el médico, espetan que «esto cada vez va peor».
- d) Uso tópico del lenguaje: lugares comunes, refranes, frases populares… Un neanderthal nunca citará la fuente de su información, nunca se planteará el significado de sus proposiciones: apelará a la «sabiduría popular» o al «sentido común» como argumentos, valiéndose de palabras tan vacías como «democracia» o «igualdad».
- e) Consumo excesivo de la cultura Incluso la cultura independiente de la que se empape será best-seller.
- f) Falta de personalidad: conocido un neanderthal, conocidos todos. Las diferencias entre uno y otro son desdeñables.
- g) Abuso de anglicismos, especialmente cuando existe un equivalente en castellano: runner, family, friends…
- h) Afiliación a sociedades deportivas, principalmente equipos de fútbol.
- i) Necesidad de consumir drogas: alcohol, tabaco, televisión…
Sin embargo, dando respuesta a la segunda pregunta, aunque a primera vista lo parezcan, esta especie rara vez es peligrosa. El homo neanderthalensis solo ataca en momentos muy puntuales: se recomienda encarecidamente mantenerse alejado de ellos si su equipo de fútbol ha perdido (sobre todo si va en manada) o si sus dispositivos digitales se han visto dañados.
¿Es mi esposo un neanderthal? Aunque las mujeres jóvenes se sientan a menudo atraídas por dichos especímenes, no se preocupe: rara vez se dan matrimonios mixtos. Los datos presentados por dichos científicos parecen indicar que el homo neanderthalensis pocas veces se aparea con homo sapiens: su actitud hacia la otra especie es más bien de indiferencia.
La intención de este artículo no es tanto alarmarles con datos no corroborados (aún) por la ciencia oficial como incitarles a mantener una actitud de cautela activa en lugares cerrados, como por ejemplo, el transporte público, acechado constantemente por tales neanderthales. Dicha actitud podría ahorrarles situaciones desagradables: soportar conversaciones soporíferas y repetitivas a un elevado volumen, invasión de su espacio vital, por no hablar del no poco frecuente mal olor. La próxima vez que se siente en el metro, mire bien dónde lo hace: ¿quién sabe? A su lado, podría haber un neanderthal.