EL JUGUETE ROTO DE UN NIÑO RICO

Eduardo Fort

“Papá, soy el único hijo que te queda”. Esa es, quizá, una de las frases más potentes que pronuncia Ted Kennedy en Chappaquiddick, la última película de John Curran (Nueva York, 1960). Eficiente creador de ambientes dramáticos y biográficos, Curran se mete -en esta ocasión- con una de las vacas sagradas de la política estadounidense: La Familia Kennedy. A lo largo de 101 intensos minutos, el director neoyorquino describe con maestría lo que ocurrió tras bambalinas durante el escandaloso “incidente de Chappaquiddick”.

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Esta pequeña península, ubicada en un extremo de la isla de Martha’s Vineyard, en el estado de Massachusetts, cuyo nombre ya pasó a la Historia Moderna de los Estados Unidos (al estilo de lugares como Watergate, Three Mile Island o Pearl Harbor) fue el escenario de un accidente automovilístico protagonizado por el senador Edward Moore Ted Kennedy (1932-2009).

Hijo del magnate y diplomático Joseph P. Kennedy, Sr. (1888-1969), Ted no escapó al sino trágico de su familia. Dos décadas y media después de la muerte de su hermano -y héroe de guerra- Joseph Jr. (1915-1944), seis años después del magnicidio de su hermano -y presidente- John Jack (1917-1963) y trece meses después del asesinato de su hermano -y precandidato a presidente- Robert Bobby (1925-1968), el senador se vio involucrado en la muerte de la ex secretaria de este último, la joven maestra Mary Jo Kopechne (1940-1969).

Keneddy2La trama es sencilla. Luego de una celebración marcada por la música y el alcohol, el senador Kennedy (sorprendente Jason Clarke) decide dar un paseo en automóvil con la joven Mary Jo (siempre dúctil Kate Mara). Displicente y embotado por la bebida, lanza el vehículo desde un puente. Estupefacto y temeroso, escapa del escenario de la tragedia y deja morir ahogada a la joven asistente. Es en este instante cuando entran en escena los demonios familiares. Ted es el único varón vivo y objetivo propicio del desprecio de su padre. Nunca estará a la altura de sus hermanos, quienes viven ya en la leyenda. Aunque su familia no lo diga, ningún vivo puede superar a los muertos.

A partir de ese instante, el largometraje se sumerge en un clima asfixiante. La Familia Kennedy, encabezada por el inválido patriarca Joseph (magistral Bruce Dern) despliega todo su poder político para evitar la caída (y salvar la carrera política) del más joven de sus vástagos varones. Con este fin, un auténtico seleccionado de estrellas políticas formado por ex funcionarios del gobierno estadounidense pergeña toda una serie de tácticas y manipulaciones propias de un drama shakesperiano. Encabezados por el ex secretario de Defensa y futuro presidente del Banco Mundial Robert S. McNamara (1916-2009) -interpretado por el siempre eficiente Clancy Brown-, mienten, engañan, tuercen voluntades y falsifican evidencias con tal de conjurar el problema. La muerte de un ser humano pasa a ser, entonces, un mero contratiempo en el trayecto de Ted Kennedy hacia la presidencia. Estamos, entonces, ante la clásica y grotesca paradoja de la supuesta izquierda estadounidense: una joven entusiasta e idealista puede ser sacrificada en aras del triunfo del ala “progresista” del Partido Demócrata. Despojada de ropajes ideológicos, queda desnuda la brutal ambición por el Poder.

USA Election
Ted Kennedy con Obama

El desenlace es el que debió ser. Luego de un brevísimo período de arrepentimiento y propósito de enmienda, Ted Kennedy desecha el discurso de renuncia preparado por su amigo Joseph Gargan (genial Ed Helms, demostrando que no solamente es un buen comediante) y -en una manifestación televisada casi en cadena nacional- afirma que continuará su carrera política. Mal no le fue: como se informa en los créditos finales y luego de detenerse varios segundos en el rostro incólume (y real) del senador, Ted se convirtió en el legislador con la cuarta carrera más prolongada en la Historia de la Cámara Alta, en la cual ocupó un escaño entre 1962 y 2009.

Película sencilla (que no simple) y bien construida, Chappaquiddick es una ventana indispensable para entender los entresijos de una de las dinastías más importantes de la política estadounidense del siglo XX.

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