Alfonso de Urbina Arróspide
Siempre es así con los siervos, fascista es aquel que no se somete a la Tiranía.
Todo aquel que necesita la libertad individual, que no se traga sin rechistar sus dogmas inferiores, casposos y trasnochados, que considera que su capacidad personal le debe permitir salir adelante sin ponerse debajo de la mesa para que los señores de la Nomenklatura le arroje los huesos del festín, todo aquel que no se avergüenza de su país ni tiene que hacerse perdonar nada porque nadie tiene esa potestad, es fascista.
Y la única manera de no ser fascista es aceptar la hegemonía del Tirano y sus cómplices.
Así es como Arrimadas dejó de ser fascista.