Paco Arellano

Hoy es el día. Hace prácticamente un año que no aporto nada a esta maravillosa sección y creo que es hora de ponerme un poco al corriente y hacer la firme promesa de que intentaré mantener una periodicidad menos alejada de los periodos geológicos que del devenir del día a día. De todos modos, hoy es un buen día, tan bueno como cualquier otro, para ponerme manos a la obra y plantear algunas preguntas (unas serán nuevas y otras no) sobre la realidad que nos ha tocado malvivir que, comparada con lo que va a tocar en el futuro, huele de maravilla. En fin, que vamos con ello.

En la entrega anterior de esta serie se habían celebrado las elecciones andaluzas y en esta se han vuelto a celebrar unas elecciones generales después de unas anteriores (en abril de 2019) que no concluyeron con la generación de un gobierno porque nadie quiso hacer nada al respecto. El asunto es que en aquel mes de abril al que me he referido más arriba el PSOE ganó las elecciones (en cuanto a número de escaños obtenidos por una sola fuerza política) pero no obtenía la mayoría necesaria para poder gobernar en solitario. Cualquier opción pasaba por hacer una suma de partidos progresistas (volveré sobre este término, no se preocupen) que, aunque al principio parecía muy propicia, al final se fue torciendo hasta quedar en nada (o eso querían hacernos creer). El siguiente partido del bloque izquierdista era Podemos (con alguno de sus apelativos ridículos, en este caso Unidas) que fue montando su numerito habitual (ruedas de prensa, movimientos en la calle y en las plazas, declaraciones absurdas) para conseguir grandes prebendas ministeriales y económicas, que para eso ellos lo valen (habrá que determinar lo que valen, si es que valen algo). Como decía, al final, nada, todo se lo llevó el viento (gracias a Dios). Podemos pedía y el PSOE negaba; el PSOE ofrecía y Podemos rechazaba. Y así un día y otro día viviendo en algo muy parecido a una zarzuela decimonónica con toques de comedia romántica: hoy te quiero, hoy no te quiero… deshojando una margarita que cada vez tenía más hojas. Total, que a la postre, no se consiguió nada y tuvimos que ir de nuevo a votar… lo mismo o casi, que ahora, pero ahora es el mes de octubre de 2019. Pero en esta ocasión, mira tú por dónde, ahora sí que PSOE y Podemos pueden llegar a un acuerdo; de hecho, llegaron apenas cuarenta y ocho horas después de las votaciones y salieron tan contentos en la televisión abrazándose como amantes enamorados y besando y estrechando manos a sus compañeros de partido y a sus compañeros del otro partido, y repartiendo sillones, cargos y prebendas por doquier y lanzando alabanzas y loas a los que no hacía tanto tiempo denostaban con pasión. ¿Dónde estaban aquellas tumbas que mencionó Pablo Iglesias en el Congreso llenas de cal viva para enterrar a los muertos del GAL? ¿Dónde habían quedado aquellas noches en vela de Pedro Sánchez, Pedro el Guapo, criaturita de Dios, pensando en que miembros de Podemos pudieran estar en algún Ministerio sin tener ni idea de nada (o sea, más o menos como los suyos y las suyas)? Pues no sé dónde estarían, pero será cosa de poner alguna comisión de la memoria histórica en su busca, que son expertos en este rebuscar. Pero, con todo este bombo y platillo, siguen hablando de que lo que no se puede hacer es bloquear sus aspiraciones, que ellos son lo segundo mejor (lo primero es que no estuvieran aquí) que nos podría pasar en cuanto a política, que no saben cómo podemos poner en tela de juicio su clarividencia. Y la palabra clave es bloqueo: al Guapo se le llena la boca con la palabreja de marras y el de Podemos le da toda la cuerda que el hombre necesite, para que se ahogue, claro.

Así que estas son las que tenemos, al menos de entrada. El asunto es que estos dos partidos necesitan más apoyos (muchos más diría yo) para poder conformar un Gobierno viable que pueda sacar adelante, entre otras muchas cosas, unos Presupuestos Generales del Estado que ya llevan varios años de atraso. Así que ahora tienen que pactar con los golpistas catalanes, con los futuros golpistas vascos (que ayer mismo empezaron a pedir por esa boquita), con los separatistas y asesinos de Bildu, con los ladrones de Juntos por Cataluña y con los votos comprados (porque lo que hacen los dos integrantes del pacto progresista es comprar los votos de los cántabros, turolenses, canarios y cualquiera que se ponga a tiro) de otros partidos. Pero, ni así les llega con una cierta dosis de moralidad, cosa de la que carecen, y pretenden que los últimos restos de Ciudadanos se unan a su club de amigos de la infamia para darle algún toque, no sé si exótico o si menos vergonzante, a sus actuaciones. Y, pregunto yo con un poquitín de mala leche, cuando ya tengan todo esto bien montadito, bien apañadito, bien organizadito… ¿qué van a hacer de bueno por este país? ¿Qué van a dejar —el señor de las anchoas, los separatistas de pelo variado, los asesinos, los de Teruel abandonados a su suerte en sus páramos, los canarios que se estarán hinchando a mojo, todos los del PSOE y los de Podemos y todos sus familiares, amigos y concuñados…— para los demás? ¿Nos quedará algo para que el país siga adelante o solo va a quedar para ellos, solo habrá dinero para que ellos saquen adelante sus diversos proyectos, sus prevaricaciones, sus asaltos a mano armada a las arcas del Estado que, recordemos, son los bolsillos de todos los españoles, pensemos como ellos o no? ¿Qué va a quedar, digo?

¿Y la derecha? ¿Qué hace la derecha? Lo primero es recordar que algunos de los grupos políticos que van a apoyar el gobierno progresista en ciernes son de derechas. No hay grupos más reaccionarios que los independentistas, ya sean estos el PNV o JxC. Son, además, racistas redomados: con su grupo sanguíneo especial en el caso vasco y con su no hablar el idioma de las bestias salvajes en el otro, separan a los españoles en adecuados o no adecuados para sus delirios raciales que, en el mejor de los casos, quedan demostrados como una falacia y una estupidez con ver a algunos de sus líderes políticos de más preclara mentalidad nacional; lo tienen todo, son poco más que lo que aparentan ser… pero ellos son algunos de los destinados a gobernar las vidas de los españoles estén estos de acuerdo y conformes con sus ideas y aspiraciones o no lo estén en lo absoluto.

Si alguien tuviera algo de memoria (y no de la histórica, naturalmente), recordaría con interés cuando a Pedro el Guapo le echaron (le echaron, así de claro) de su partido por querer formar un Gobierno con los mismos que lo va a formar ahora: podemitas y separatistas. Pero aquellos eran otros tiempos. Luego, el Guapo se echó al monte y con su cochecillo echó a rodar por España preparando su vuelta, como hiciera Napoleón al regresar de la isla de Elba, y hacer una entrada triunfal en el ordeno y mando del PSOE situado en la calle de Ferraz de Madrid. Ya nadie se acuerda, o no se quiere acordar, de cuando pillaron a los del Guapo metiendo papeletas a puñados en una urna preparada al efecto detrás de una cortina; tampoco recordáis cuando saltó el escándalo de su tesis plagiada y de las cortinas de humo de los suyos para hacer parecer que todo era una maniobra de la derecha para desacreditar a semejante farsante; y seguro que no tenéis en cuenta las muchas veces que dijo que era intolerable lo que pasaba con la corrupción del Partido Popular que, en el peor de los casos, no llega ni al 5 por 100 de lo que se han llevado los suyos, los socialistas, en Andalucía para, en algunos casos, gastarse el dinero robado —así, sin paliativos— a los parados y a gente que iba de cabeza al paro de por vida en putas, alcohol y drogas y decir que con su dinero hacían lo que querían… Esta es la moralidad del personaje que quiere gobernarnos acompañado por el no menos ínclito Pablo Iglesias, cuyo padre militó en el FRAP u organización de talante parecido y del que Coleta Morada, cosa que entiendo, se siente muy orgulloso mientras vive en un castillo de cuento con piscina que vale más que muchas de vuestras casas maltratando a un servicio doméstico al que rebaja al nivel de siervos de la gleba. Gente de esta catadura moral, de esta desfachatez, es la que va a gobernarnos durante unos cuantos años, ¡cuantos menos, mejor, comento yo! Y hay quien les va a votar por un tramo de carretera aquí, un obrilla por allá, un sueldito un poco más lejos… ¿Pero es que se han vuelto locos o es que acaso el interés personal es lo que vale y lo demás es todo pura galería para engañar a los más tontos, que somos todos los demás? Y pensar que a algunos de esos diputados yo los tenía por buenas personas (bueno, la verdad es que solo a una diputada que me ha decepcionado mucho; si yo viviera en Canarias no la volvería a votar nunca más).

En fin, que mientras unos y unas piensan en los ministerios que van a asaltar (ya no hay que asaltar el cielo, basta con pillar un buen fajo todos los meses y de aquí a la eternidad) y en los viajes que se van a pegar con sus respectivas chatis por esos mundos de Dios en avión de lujo, bien vestidos, con gafas de sol de mil euros y trajes de tres mil (¿recordáis a aquel valenciano al que querían colgar por unos cuantos trajes?; ¿a que hoy parece casi un santo de la caridad comparado con estos caraduras?), todos nosotros, los demás, nos quedaremos descompuestos y sin novia. Esta es su moralina.

Ayer se reunieron los prebostes de Navarra con Bildu para ver qué hacer con los presupuestos navarros. Los navarros no son vascos ni nunca lo han sido hasta hoy, cuando van a ser devorados (fagocitados, diría yo) por la izquierda asesina vasca. Pero el asunto es que ese tema hay que cerrarlo cuanto antes y, aunque los del PSOE dijeron que nunca aceptarían los votos de Bildu para gobernar y que no se sentarían con ellos para negociar lo que fuera, al final lo hacen y, lo mismo que lo han hecho ayer en Navarra, mañana o pasado, o dentro de un mes, que para el caso es lo mismo, lo harán para el resto de España. Y hoy mismo, esta tarde, se reúnen con los representantes de Izquierda Republicana de Cataluña para ver cómo pueden apañar las cosas para sacar a los golpistas a la calle y que no sigan sufriendo en las cárceles o en el exilio porque, después de todo, ellos no han hecho nada no democrático y es un escándalo a nivel internacional tenerlos presos solo por haber querido expresar su opinión votando ilegalmente y por la fuerza la violación de un derecho inalienable de todo el mundo… ¿y los dos millones o más, porque son más, de catalanes (y en su futuro de vascos) que no quieren ser independientes y que se van a ver obligados a marcharse de su país por la presión de la fuerza de unos malditos canallas sin sentido ni cerebro? Estos mismos canallas descerebrados serán los que obligarán al Gobierno PSOE-Podemos a ceder por miedo… por miedo, eso he dicho. La sentencia que mandó a la cárcel a los golpistas dice que no practicaron la rebelión y que solo (¡¡¡solo!!!) fue sedición lo que hicieron. Pues bien, recordemos que si para la rebelión hacía falta gente armada había dieciséis mil mozos de escuadra impidiendo la actuación de las fuerzas de seguridad del Estado, de España, para que se cumplieran las órdenes de los tribunales de justicia; recordemos que el jefe de los mozos dio una rueda de prensa con la pistolera y la pistola al cinto, como en los mejores momentos de la Guerra Civil cuando algún miliciano daba su opinión apuntando a la cabeza de sus enemigos políticos, declarados o no.

Mi opinión es que hemos torcido por el peor camino posible. Los Picapiedra de turno (Pedro y Pablo) nos van a llevar por la calle de la amargura. Lo primero que van a hacer, o lo segundo, quién sabe, será sacar a los golpistas a la calle y pactar con quien haya que pactar para que tengan derecho a la autodeterminación o a cualquier otra canallada. Si el Guapo ya está boicoteando la labor del Rey actuando a sus espaldas y preparando su defenestración —porque eso es algo que pretenden a la larga— y usurpando parte de sus funciones —¿no debería haber esperado a que el Rey hiciera las oportunas consultas para empezar con las ruedas de contactos con los demás partidos políticos para ver de llegar a algún tipo de acuerdo que condujera a la creación de un Gobierno, de progreso o no?—, no sé lo que podremos esperar cuando, dentro de muy poco tiempo, empiece a tomar medidas, junto con todos sus socios (recordad quiénes son esos socios) para sacar al rey de la Zarzuela y… ¿ponerse él como presidente de la República española?

Ya han sacado a Franco del Valle de los Caídos y lo han enterrado en El Pardo, y lo han hecho por cojones. A José Antonio le sacarán enseguidita, en cuanto se descuide el pobre. Y al resto de cadáveres de personas de derechas que estén enterradas en Cuelgamuros supongo que, por puro revanchismo (de lo que andan sobrados) los tirarán en la primera cuneta o en uno de los muchos barrancos que hay cerca de El Escorial. Quieren eliminar todos los títulos y nombramientos del Régimen franquista y dejarlos sin valor… ¿incluido el de Rey de España, que fue una decisión personal de Franco? Y, cuando ya no haya Rey, ¿qué vamos a tener? Supongo que una República de Estados Federados, donde papá Estado seguirá soltando el dinero que robará a todos los españoles. Pero para eso hace falta mucho dinero. La independencia es insaciable y sus ansias de poder económico nunca terminarán. Es lo que les permitirá a todos esos paisillos de tres al cuarto que se formarán enseguida seguir manteniendo sus aspiraciones aunque, para sustentarlas, lo primero es tener las arcas bien llenas. Por eso mismo, por esa necesidad imperante de dinero para sacar adelante sus planes, nos subirán los impuestos (más todavía, siempre más) y nos bajarán las pocas deducciones con las que contamos, como por ejemplo, en la Comunidad de Madrid y algunas otras, las deducciones casi de la totalidad de los impuestos por sucesiones y donaciones: hay que meter la mano para extraerle al ciudadano hasta la última gota de sangre o de semen; pero esto es como pescar besugos en un barril: ni los ciudadanos ni los besugos tienen dónde meterse y no pueden escapar. (Anda, ¿y si besugos y ciudadanos al final son lo mismo?). Y mientras tanto, me enteré ayer mismo de que León quiere declararse independiente, junto con Zamora y Salamanca. El mapa de España va a quedar impresionante. Si alguien estudió topología (¡pero qué dice este hombre, topología!) sabrá que existe un problema en el que hay que utilizar tan solo tres colores (cuatro en el caso de mapas complejos) para colorear todos los países fronterizos de un mapa. En España vamos a necesitar más colores, porque esto no hay quien lo pare. Ni quien quiera pararlo, asumo yo.

Pero, bueno, esto puede llegar a adquirir unas proporciones ingentes y no está en mi ánimo que no se vayan a cenar o a tomar unas cervezas por seguir leyendo estas especulaciones. A lo mejor todo queda en nada y son buenos chicos y no hacen ningún disparate en lo económico, lo social o lo moral —cosas de las que no he dicho nada o muy poco—; faltaría hablar de la eutanasia, del aborto, de la inmigración, de la declaración ilegal de partidos políticos de la oposición… En fin, de tantas y tantas cosas que darían para un libro extenso sobre la prospectiva acerca de este país. Eso lo voy a dejar para el siguiente artículo donde voy a contarles cuál es mi manera de ver el futuro dentro de treinta años, en el año 2050 para ser más concretos. Mientras tanto, supongo que esto seguirá adelante, para peor, claro, y que tendremos ocasión de seguir poniendo a parir al Gobierno mientras nos dejen que, por lo que veo, ya les digo yo que no va a ser por mucho rato.

Paco Arellano, español, heterosexual, no polimorfo, cimarrón, blanco