Alfonso de Urbina Arróspide
Una vez pateado el dócil Mariano se precipitó el auténtico Prusés, la descomposición terminal de las instituciones y su sustitución por el tradicional sistema de Caudillaje.
Había que dirimir quien iba a ser el Caudillo redentor incontestable y para ello fueron necesarias varias representaciones y la repetición de elecciones. Iglesias quería asaltar el cielo y Sánchez quería ser Caudilo único e invicto. Al final tuvieron que aceptar repartirse los papeles con un gran Caudillo redentor y un Caudillo auxiliar con la navaja en el refajo.
Al Rey lo tienen ahí si se porta bien y para disimular.
Porque estamos ante un completo cambio de paradigma político, una clara involución hacia el caudillaje, la descomposición terminal de las instituciones sustituidas por la voluntad del CAUDILLO Sánchez.
Una forma «europea» del caudillaje tradicional.
Solo Torra puede evitarlo.
El mecanismo ya está en marcha y solo lo puede parar un poeta.