Frank G. Rubio
No podemos confirmar nada, no podemos descartar nada.
Retórica española gubernamental

De vez en cuando hay que fundirse un poco en la “actualidad”, fabricada o distorsionada, quizá ambas cosas, por los medios de comunicación de masas oficiales para tratar de encontrarle algún sentido o deshacer, con sonrisas y palabras, su aberrante contextura de mentira programada y la suposición incorporada de que abstenerse de pensar es obligado en un país como el nuestro. Gobernado por las mejores personas del mundo a quienes niegan el pan y la sal un puñado de fascistas. Millones de escuadristas nos rodean: aquí no hay quien viva con tantas redes sociales y les que llevamos pelos de colores y les simpatizantes de Venezuela y Hamas nos encontramos rodeades por todo tipo amenazas.
La peste porcina no venía de un bocadillo en mal estado portado por algún camionero, sin duda racista y blanco, tampoco de jabalíes trashumantes, sino de una fuga biológica, u otro tipo de “descuido”, ocurrida en un laboratorio catalán. ¿Quién lo ha descubierto?: un laboratorio situado en la Comunidad de Madrid. Otra vez, de nuevo, un espacio gestionado indirectamente en su pináculo por un filósofo cómo Salvador Illa se convierte en lugar de difusión de una patología peligrosa. Yo me lo haría ver. Cierto que Marco Aurelio también vivió con impotencia la peste, en este caso en Roma… pero no comparemos al emperador con Salvador…
Investigación múltiple sobre el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA-CreSa) de la Generalitat, el centro sobre el que convergen todas las miradas después de que el Ministerio de Agricultura comunicase que el origen del brote de peste porcina africana (PPA) detectado en Barcelona el 28 de noviembre podría haber salido de un laboratorio. En dicho centro, como ha podido comprobar ABC, se han realizado investigaciones con la misma cepa genética, la conocida como ‘Georgia 2007’, que se usa como «referencia» en infecciones experimentales e instalaciones de confinamiento y en el origen del brote barcelonés.

El hallazgo de un virus similar al que circuló en Georgia no excluye, por tanto, que su origen pueda estar en una instalación de confinamiento biológico», apuntaba el Ministerio de Agricultura. Las sospechas se cernían de golpe sobre el IRTA, una circunstancia que ahora se ve reforzada tras conocerse que dicho centro realizó en concreto varias investigaciones con la citada cepa.
Es altamente probable que, como en el caso del COVID, sea producto de una investigación a la búsqueda de una vacuna.
España, aturdida por la patología porcina, algo por lo demás muy nuestro, ha decidido que no asistirá a Eurovisión si participa Israel. Naturaca. Israel es, para católicos y curiosamente también para musulmanes, un repelente de gran eficacia que excede lo biológico. Eso hace a esta nación interesante y simpática, a mi nada moderada sensibilidad. El “hombreCharo” que preside el Ente televisivo y que da muy bien la réplica a la arácnida con dotes de arabista, y fidelidad expresa al Gran Botarate (a la que califico cariñosamente como “la coprófaga”, ya nos lo ha hecho saber con su agraciado carisma de Comunicador en Jefe…
El presidente de RTVE, José Pablo López, ha acusado a Israel de «maniobrar en la sombra durante meses» para estar presente en Eurovisión y ha calificado de «farsa» las votaciones celebradas en la 95ª Asamblea General de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) que le ha permitido continuar en el certamen.
Estos judíos no hacen más que maniobrar en la sombra. Incluso para sentir sonrojo, o tener algún sentido del ridículo, es preciso portar alguna inteligencia. Les fieles a Sánchez comienzan a manifestar un profundo deterioro.
Un libro que argumenta en contra de una superstición gubernamental que atribuye a los varones españoles un potencial homicida y misógino elevado, fabricada para dividir, polarizar y que se forren “unes cuantes”, ha despertado el terror y el pavor de todo un sector de estúpidos y estúpidas. Otro “relato” que se tambalea y se hunde en el fango del cual nunca debería haber surgido. Pero hay demasiado secreto ibérico en el corazón de los autóctonos. Catolicismo, socialismo, feminismo y catodismo… a la semibestia coránica la dejamos para otro momento, enrarecen cada día más la vida cotidiana de las no tan buenas gentes. Esto no existe, un libro que denuncia el discurso oficial de la violencia de género, ha provocado iracundas reacciones en el ámbito del feminismo institucional. Uno de los recintos más visibles donde conviven lo ideológico sectario y lo directamente cleptocrático.

Soto Ivars parte de una premisa: en el imaginario político y mediático se ha instalado la idea de que las denuncias falsas son estadísticamente irrelevantes. El libro Esto no existe. Las denuncias falsas en violencia de género, de Juan Soto Ivars (Debate, 2025), es un ensayo polémico y documentado que cuestiona el discurso oficial sobre la inexistencia de denuncias falsas en el ámbito de la violencia de género. El autor busca abrir un debate silenciado, aportando testimonios, datos y reflexiones sobre un fenómeno que, según él, ha sido sistemáticamente negado en España.
El impacto humano es palpable: son demasiados los hombres atrapados en procesos judiciales injustos, cuyas vidas han sido destrozadas por acusaciones sin fundamento. El autor no elude el discurso creado desde el feminismo, La narrativa de género: el autor critica el marco cultural y político que convierte cualquier cuestionamiento en sospecha de machismo, dificultando el debate racional.
Con todo esto refuerzo las conclusiones de esta investigación. El uso espurio de la ley de violencia de género es un fenómeno extendido y un problema social provocado por el mismo Estado que combate otro problema social. Algo inmenso y desolador. Y sospecho que buena parte de la reacción visceral que me cubre de insidias no está reaccionando al dolor de las mujeres que yo no desprecio, sino a la posibilidad de que el estallido de este asunto les cierre el grifo de dinero público. Así que no he dado con la iglesia feminista, Sancho, sino con algo peor; con el reparto de fondos públicos.
Llevo un mes intenso en el que he tenido que defender un libro que escribí movido por un afán de conocer un terreno oculto: el de las denuncias falsas, instrumentales y espurias de violencia de género. Esta semana estaré presentando en Málaga y Sevilla si la furia lo permite, porque Adelante Andalucía ha exigido a la Junta que se cancele la presentación en una biblioteca pública.
Queda bastante claro que nuestro país no es una balsa de aceite y que es proclive, no sólo a una completa falta de estética en sus manifestaciones culturales y cotidianas, también al mal funcionamiento de los servicios públicos más básicos (150.000 fueron enviados al otro barrio durante el COVID) así como al cuestionamiento continuo de la libertad de expresión.
Sobre el carácter judeófobo de una gran parte del personal, el rumiante coránico queda excluido de esta reflexión concreta ahora también, ha quedado patente tras los acontecimientos de Gaza iniciados en Octubre del 2023. España es un país absolutamente repelente, con las excepciones de rigor que las hay y crecen, por su mediocridad, su ausencia de coraje y de imaginación y su tendencia a la turbocracia y la burocracia. Esto se completa, cerca de la cúpula de nuestra sociedad política y civil, con la existencia de una vaporosa saunocracia.
Pero vamos a terminar hablando de otro país que al menos está, desde hace un corto periodo de tiempo, dando marcha atrás, con actos concretos eficaces, a muchas locuras, crímenes e infamias perpetradas por el poder político en las últimas décadas. Que obviamente no están siendo recibidos de buen grado por los responsables concretos de las más diversas insanias. Con Trump se ha puesto en marcha un programa bien coordinado para evitar que se adentren en el país manadas enteras de gente procedente de muy dispersos y diversos albañales sitos en nuestro planeta azul.
Cada vez entran menos y cada vez salen más, tras ser detenidos y expulsados sin complejos del país. Pero no vamos a quedarnos en generalidades, que muchos españoles sabemos son muy similares a nuestros devenires, y vamos a ver un poco por encima un caso concreto y muy significativo. El de los somalíes en el estado de Pensilvania donde, gracias a las actividades y omisiones de sus autoridades demócratas, una cábala de delincuentes ha participado en un monumental y billonario escenario de fraude y subvención incorporados al terrorismo islámico.
Es un ejemplo claro de las disfunciones que produce una inmigración incontrolada dirigida por valores espurios como los que enuncia el payaso que ahora ocupa el papado. Compatible cuando no motivada por negocios ilegales millonarios, claro.
En el estado de Minesota no existían somalíes hasta 1993. Era un estado con un 94% de la población clasificable como “blanco”.

Una investigación realizada por dos periodistas con coraje sacó a la luz recientemente una serie de esquemas de fraude que robaron miles de millones de dólares de los contribuyentes, algunos de los cuales terminaron en manos de terroristas de Al-Shabaab en Somalia. Fueron empresas criminales sofisticadas que explotaron el generoso estado de bienestar de Minesota, utilizaron acusaciones de racismo para disuadir de investigar y saquearon el tesoro público hasta que los fiscales locales hicieron el trabajo duro para derribarlos.
El presidente Trump, que siguió el asunto muy de cerca, ha revocado ya el Estatus Protegido Temporal para todos los somalíes en Minesota.
¿Quién es el gobernador de este estado dirigido por demócratas? El candidato fallido a la vicepresidencia, con Kamala la borracha, Tim Walz. Un autentico retrasado mental y un político más que corrupto.
El asunto ha puesto en marcha la maquinaria para bloquear la llegada a los Estados Unidos de habitantes de “estados fallidos”, proclives a conductas propias de sus albañales de referencia más que a las estrictamente necesarias para la comunidad humana.
La incómoda verdad para los lectores del Times es que no todas las culturas son iguales. Por lo tanto, no todas son compatibles con todos los sistemas políticos. En este caso, la actividad criminal somalí es incompatible con un generoso estado de bienestar, particularmente en el contexto de una política racial que intimida a los denunciantes y otros intermediarios honestos.
Aunque esta historia resulta específica de Minesota, la inmigración masiva disruptiva es un fenómeno nacional. Durante los cuatro años del gobierno de Biden, Estados Unidos importó a millones de extranjeros, muchos de ellos ilegalmente. Algunos de ellos han traído, o intentan traer, aspectos negativos de su cultura de origen a Estados Unidos.
Minesota es el estado donde se dispararon artificialmente los disturbios contra Trump, por la muerte accidental de un indeseable llamado George Floyd que tuvo lugar en Mineapolis. A partir de ahí las acusaciones de “racismo”, magnificadas por los medios radicales, han tratado de disuadir toda investigación seria contra determinados sectores de población acusados de muy graves crímenes. Este asunto, afortunadamente, ya ha terminado.
