Centro de Estudios de la Estulticia Medioambiental

Medidas básicas de sentido común, estas cosas no se pueden aplicar en una satrapía como España:
Villarejo cuenta cómo los servicios secretos de Francia y Marruecos propiciaron, con elementos de las cloacas españolas, los atentados del 11M. En pocas ocasiones un atentado masivo ha obtenido los resultados buscados con tanto éxito, basta comparar la situación actual de España y el potencial que tenía en 2004.
España ha vuelto al «corazón de Europa», es decir, ha renunciado a una política propia, se ha sometido definitivamente a Bruselas siguiendo las órdenes de la nomenklatura francesa y se ha humillado ante Marruecos, objetivos cumplidos.

En un proceso acelerado se aplica la Agenda 2030 que en los «trabajos» adjudicados a España supone la destrucción del campo y la ganadería deslocalizando la producción al Magreb del mismo modo que se destruyó la industria a las órdenes de Alemania y Francia en los años previos y posteriores a la entrada en la Comunidad Europea. España es una satrapía en un proceso degenerativo acelerado por los atentados del 11M, Sánchez un triste y putrefacto epifenómeno.
Sánchez no es más que un holograma al modo del patético Rajoy. Sánchez es un empleado del Cercle d’Economia y de la bazofia sabiniana, siervos a su vez, una triste herramienta del reparto de poder económico, social y mental que articulan los amos de los acicalados empleados que acuden a Davos a recibir instrucciones y transmitir a los siervos de escalones inferiores lo que les espera.
Sánchez ladra porque le dejan ladrar como mascota absolutamente inofensiva y esos ladridos permiten a sus amos seguir representando la farsa en la que a los más arrastrados de los siervos se les permite soñar que tienen señoritos con carácter. España es una satrapía que debe ser destruida.
