DE LA A A LA ZETA

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Frank G. Rubio

“El Ministerio de Sanidad rechaza la responsabilidad de la Administración ante los efectos adversos derivados de la inoculación contra el Covid-19. Señalan al hecho de que el ciudadano que se vacuna de manera voluntaria, deberá asumir los efectos adversos derivados del producto si ha prestado su consentimiento informado.” (9 mayo, 2024 Diario 16. Beatriz Talegón)

Se cumplen cuatro años y algunos meses del comienzo del “experimento total COVID-19” donde se testó la capacidad de sometimiento de la población a una panoplia de mentiras inverosímiles, eso sí con el supuesto marchamo de “la Ciencia afirma”, donde se ejercieron controles psicológicos y físicos masivos de corte policial concentracionario. Gran parte de la población los apoyó entusiasta, algunos por miedo: los pobres e ignorantes; otros por conveniencia, el tipo de chusma que integra la mayoría de los miembros de nuestra clase alta y media alta. Los primeros practicaron la servidumbre voluntaria, televisión mediante, los segundos: aprovechando gozosos la posibilidad del trabajo telemático desde casa. El poder político azuzó un totalitarismo “popular” que se ejercía desde los balcones contra los escasos disidentes. Fuimos chinos comunistas durante unos meses, gracias a nuestros gobernantes democráticos. De uno y otro lado del espectro político, asunto lamentable y grotesco pues,

Las vacunas, que desde el principio eran seguras y eficaces contra tantas y tantas cosas que luego se han reconocido infundadas, dejan ver ya su rostro menos amable a través de las consecuencias para la vida y salud de sus usuarios. También salen a escena las dificultades para encontrar compensación por haber sido inoculados con auténticos venenos, los llamados “efectos adversos”. Esos coágulos, esas miocarditis, esos ictus, esos turbo cánceres…por citar algunas modalidades. En todos los países, también en España, han comenzado a interponerse numerosas demandas por parte de los ciudadanos afectados por supuestos daños conectados con la panacea génica. Ésta, legitimada por voceros científicos que deberían responder por sus palabras con el ostracismo, pienso en concreto con relación a nuestra situación en Margarita del Val[1], les fue “ofrecida” en contextos de miedo inducido, confinamiento domiciliario, más que dudosas situaciones de “consentimiento informado”… junto a consistentes amenazas de no poder viajar (pasaporte COVID) e incluso ser candidatos a un potencial internamiento futuro en posibles campos especiales.

Esta es la realidad que va emergiendo paulatinamente en muchos países, también en España, que tampoco ha sido modélica en esto. Cosa previsible, dada la baja canalla que la gobierna y la no menos despreciable “sociedad civil” que la parasita. Insisto en esto último porque creo que la clave está en el establishment, más amplio sociológicamente que “las élites” que nos desgobiernan y degrada. Del cual los médicos, como los periodistas que tanto daño han hecho en esta circunstancia, son parte destacada.

Recientemente AstraZeneca retiró del mercado europeo su vacuna (Vaxzeruria) contra el COVID: “solicita el retiro de la autorización para su vacuna”. Poco antes en Reino Unido se habían detectado, con relación a este producto, lesiones variadas en bastantes usuarios. Se valora en más de cien millones de libras el potencial coste económico de las indemnizaciones. Es retirada por, según versión corporativa, “haber tenido lugar inusuales e infrecuentes coágulos sanguíneos en un pequeño número de personas vacunadas.” En Europa ha colocado más de 68 millones de dosis para mayores de 18 años. 3000 millones de dosis fueron distribuidas en los países más pobres. El negocio está hecho, toma el dinero y corre. Y resguárdate de los efectos legales con esta acción evasiva.

Entre las facetas más escandalosas del programa de vacunación, convocado en numerosos países por una mezcla de miedo y coacción, está el asunto escabroso de los incentivos económicos propuestos a los médicos por las instituciones sanitarias. El doctor Peter McCullough, uno de los facultativos más combativos en informar a la población de las irregularidades, excesos y crímenes, vinculados al programa de vacunación, ha denunciado como fueron sobornados los doctores para pinchar cuanta más gente mejor. El caso concreto, del que adjunto enlace, está relacionado con programas de Medicaid en Kentucky. Se adjuntan las tablas con el incentivo concreto por porcentaje de vacunados y el método para cobrar. Se desarrolló en dos fases durante el año 2021. Las vacunas, que no son seguras ni protegen más bien todo lo contrario, lo que sí son es un negocio billonario redondo. Un doctor, en el marco de este programa que acabo de citar, podía llegar a recibir 250 dólares por vacuna si se la aplicaba al 75% de sus pacientes. Las cifras son escandalosas, un sobresueldo significativo. Hablamos de mil pacientes por doctor.

Con relación a los orígenes de la “pandemia” señalar también que las peores intuiciones iniciales  comienzan a ser reforzadas por los datos. El virus no es natural y no sólo se “ha escapado” de un laboratorio, donde chinos y norteamericanos colaboraban fraternalmente. Por su interés, y con ello termino esta nueva actualización de la cuestión COVID, adjunto fragmento de lo que ha declarado la viróloga británica, especializada en guerra biológica, Meryl Nass. A la pregunta de si fue fabricado en un laboratorio, cosa que es aceptada ya como versión oficial, añade:

“Tal vez fue deliberado. Eso hay que tenerlo en cuenta. Lo primero, su origen artificial, basta con mirar el genoma. Hay tantas cosas que se han cambiado en él… Al menos una docena de cosas, muy extrañas, que generan problemas específicos. Vinculadas todas ellas a afectar al sistema inmunológico y hacer que sea más difícil luchar contra la infección. Los que crearon la vacuna sabían que la proteína espiga era muy tóxica ¿Porqué tomar la parte más tóxica de este virus y hacer una vacuna con ella? Tienes que disminuir la toxicidad antes de hacer la vacuna. Pero no lo hicieron.

Todo esto se sabe desde febrero del 2020, virólogos especializados en guerra biológica que fueron consultados por el doctor Fauci eran conscientes de seis cosas al menos que habían sido añadidas al COVID en el laboratorio. Hemos descubierto más cosas desde entonces…Si reconoces que esto es cierto, y ha sido perfectamente documentado, no hay duda que fue diseñado en laboratorio. Es muy posible que las diferentes partes fueran diseñadas en laboratorios distintos y luego se pusieran juntas. Puesto que Ralph Baric y Shi Zhengli estaban compartiendo un modelo de ratón humanizado estaban compartiendo también otras cosas. Hay laboratorios de coronavirus en todas partes: Europa, Singapur, Australia.. También en los Estados Unidos. Pudo venir de muchos sitios y fue fabricado en laboratorio.”

El 14 de mayo leemos en El Economista que el Tribunal de Justicia Superior de Extremadura abre la puerta a que los ciudadanos puedan exigir responsabilidad patrimonial a la Administración por los efectos adversos sufridos tras la vacuna del Covid-19. Una sentencia concreta condena al Servicio Extremeño de Salud a indemnizar a una mujer que sufrió trombosis y quedó con “secuelas y padecimientos” tras la inoculación de la vacuna Jansen. El Tribunal añade que se aconsejó a la población vacunarse de forma “forzada”.

En España se ha vacunado, según fuentes oficiales, un 85% por ciento de la población, desde que el 27 de diciembre de 2020 comenzase la campaña de vacunación. 105 millones de dosis, lo que traducido significa que no se ha vacunado todo el mundo cinco veces. Solo los más ancianos han recibido la dosis completa. Así están.

Al viejo y al niño, vacunas, y al joven: uso sistemático de los móviles y educación para configurar mediante adoctrinamiento una piara de semibestias.

Hoy, 15 de mayo de 2024, llega la noticia de que la Administración Biden ha suspendido las subvenciones federales a la “EcoHealth Alliance” el grupo estadounidense vinculado a Fauci cuyo presidente, Peter Daszak, tanto hizo para imponer la versión del origen natural del virus. Esta institución está implicada en la elaboración del vector pandémico en colaboración con el Instituto de Virología de Wuhan. Jay Bhattacharya, uno de los creadores y firmantes de la Barrington Declaration, ha comentado: Es un paso que se debería haber dado hace tiempo. Científicos escasos de ética, financiados por burócratas con complejo de dios, llevaron a cabo experimentos peligrosos que probablemente iniciaron la pandemia, ahora necesitamos reformas en los Institutos Nacionales de la Salud y una acción internacional para evitar futuros abusos.

En otro contexto ha señalado “como el gobierno chino y sus científicos tiene aun que admitir públicamente que causaron la pandemia. En la ciudad exacta, en el momento exacto, estaban jugando con el tipo exacto de inserción genética en la  parte exacta del gen exacto. A continuación mostraron el tipo equivocado de franqueza sobre la cuestión. Seria una gran coincidencia y muy mala suerte que el Covid-19 surgiera de forma natural, justo ahí y al mismo tiempo.”

Daszak niega de manera poco convincente haber participado en las peligrosas investigaciones basadas en la “ganancia de función”. El partido Demócrata le ha dejado de prestar apoyo y este asunto comienza a ponerse interesante, algo se mueve…

Enlaces:

https://providers.anthem.com/docs/gpp/KY_CAID_PU_COVID19VaccineProviderIncentiveProgram.pdf?v=202201202223

https://www.eleconomista.es/legal/noticias/12814062/05/24/la-justicia-abre-la-puerta-a-pedir-una-indemnizacion-al-estado-por-los-efectos-de-la-vacuna-del-covid.html


[1]  “Viróloga de referencia” dijo: Yo llevo vacunada con AstraZeneca y estoy emocionada. No podemos renunciar a una solución tan maravillosa.

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